Por estos días esos inefables espacios de creatividad, opinión, crítica, politiquería, poesía barata, comentarios tontos, ingenialidades y otro tipo de estulticias propias de la mente humana a los que pomposamente nos ha dado por llamar “redes sociales” se han plagado de una nueva y exitosa campaña publicitaria nacida del inagotable ingenio de un grupo de marketeros a sueldo que tomaron alguna idea suelta nacida de uno de esos tantos asesore políticos de Washington a los que se les paga por “dar pensando” a los que aparecen a diario frente a los micrófonos.
Así las cosas, salta a la palestra el as bajo la manga que redefina los objetivos de la política exterior estadounidense, de por sí ya bastante desgastada con las desastrosas campañas en Afganistán e Irak destinadas a favorecer a los grandes holdings petroleros internacionales en desmedro de una economía moribunda que está al borde de la bancarrota.
Y es que los rancios intereses geopolíticos de los grupos de poder que dominan la escena desde las sombras son cíclicos y por lo tanto se agotan con relativa rapidez. Durante el siglo XIX e inicios del XX se siguió la política del “Gran Garrote”, aquella con el vendedor slogan que rezaba: “América para los Americanos” cuyos puntos mas memorables fueron la intervención en la guerra de independencia de Cuba, el protectorado a Puerto Rico, La proclamación de la independencia panameña y posterior posesión del canal, invasiones a Granada y República Dominicana, y adicionalmente, la instalación de bases militares en todo el continente.
Luego, guiados por la continua baja internacional de los precios del petróleo se fijo el objetivo Oriente Medio, primero con el auspicio de la guerra Irán-Irak en la década de los ochentas y la primera Guerra del Golfo en 1990 para la supuesta defensa y liberación de Kuwait.
Desde el 11 de Septiembre de 2011 esta agenda territorializada y eminentemente geopolítica obtuvo un inusitado impulso al declarar al enemigo como una especie de enemigo global que bien puede estar en todas partes o en ninguna, esa especie de “amenaza invisible” que requiere el empleo de un escandaloso contingente militar listo para actuar en cualquier momento bajo la consigna de la seguridad interna y externa de los Estados Unidos.
Como se aproxima el ocaso de la época de oro y con una China mas dinámica y actualizada tanto como conservadora y prepotente al acecho, acostumbrada a mantener un perfil bajo, su estilo es el de invertir y convertirse en acreedora mundial de deuda, abrir nuevos mercados y lazos comerciales hacia distintas latitudes tradicionalmente menospreciadas pero con gran riqueza natural. Ese es el caso de África, continente devastado por años de conflictos post coloniales, guerras ente tribus y una desastrosa camada de dictadores y caudillos.
El caso de Uganda y otros países subsaharianos es especial, recientemente y en gran medida debido a las inversiones para investigación por parte de los chinos, se ha descubierto gran cantidad de recursos naturales que pueden ser explotados a gran escala (petróleo, metales preciosos, diamantes y litio).
Ante este panorama EEUU apunta todos los esfuerzos hacia al menos equilibrar la balanza y evitar que China encuentre y auspicie a nuevos “dragones” (países en los q pueda hacer inversiones razonables y obtener ganancias exorbitantes). Asi las cosas se la lanzado esta campaña viral denominada KONY 2012.
Y es que como el terrorismo se ha quedado sin su contratación estrella, el famosillo Osama Bin Laden, de quien no sabemos a ciencia cierta si realmente murió o si al menos haya existido, tenía que aparecer un as bajo la comodín de todos los vicios que recluta niños soldado para su Ejercito, un abominable sujeto que curiosamente ha cometido sus fechorías por más de 20 años y nadie se ha interesado en detenerlo sino hasta ahora, la época en que las siempre listas multitudes inteligentes creen estar a un click de distancia de salvar al mundo.
Para eso solo se necesita un experimento social de menos de 30 minutos (tal como lo declara el propio autor del video) que al amparo de las masas digitales lanza la consigna de “todos para uno” y provee una explicación pobre sobre una problemática tan compleja como desconocida por las mayorías, capaces de creer que los cerdos vuelan si hay una buena campaña publicitaria-marketera de por medio.
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